Martes 2 de Agosto de 2011
Un nuevo año

Un año más, al terminar el verano, tomamos el avión rumbo a América. Como casi siempre, despegamos del aeropuerto de Vigo con escala en París, en el pequeño Embraer 150 que aparece detrás de los chicos en la foto.

El vuelo Vigo-París dura apenas 2 horas y fue muy tranquilo. Como nos habíamos despertado muy tempranito, a las 4:30 de la mañana, los chicos aprovecharon para echar una cabezadita.

De París despegamos con algo de retraso, en un enorme Boeing 777-300ER, con destino Houston. El vuelo fue muy relajado, aunque bastante largo. Despegamos a las 11 de la mañana y aterrizamos a las 9 de la noche (2 de la tarde hora de Houston). O sea, 10 horas de vuelo, que se hicieron más entretenidas con las películas que veíamos en la pantalla personal que tienen cada pasajero, y con los deliciosos helados Häagen-Dazs del minibar de cola.

Esta vez la comida mejoró un poco con respecto a otros viajes anteriores, en los que Air France había bajado ligeramente el listón de la indudable calidad de su cocina. Jimena y Álvaro comieron muy bien y yo disfruté de un par de copas de vino francés del Pays d´Oc que estaba ciertamente delicioso.

Al aterrizar, después de casi dos horas de trámites aduaneros, Houston nos recibió con un calor bochornoso y sofocante. ¡Qué rápido se olvida uno en Galicia de lo que es pasar calor!

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